La TMS es un tratamiento no invasivo, durante el cual se aplican pulsos magnéticos sobre áreas específicas del cerebro para modular la actividad neuronal. En contexto de la infancia y de la adolescencia, ha evidenciado beneficios en trastornos como:

• Trastornos del Espectro del Autismo (TEA).
• Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad/Impulsividad (TDAH).
• Trastornos depresivos y de ansiedad que no responden con otras intervenciones terapéuticas.

El tratamiento resulta indoloro, no requiere anestesia y es aplicado por personal especializado.

• Intervención sin fármacos: Ideal para pacientes con sensibilidad a los efectos adversos de los medicamentos. Al incidir directamente sobre determinadas regiones del cerebro, la TMS carece de efectos secundarios sistémicos propios de los medicamentos.
• Mejora en la regulación emocional y conductual.
• Optimiza las funciones ejecutivas, atencionales y cognitivas, en general.
• Mejora la calidad del sueño, lo que contribuye al bienestar general.
• Logra efectos sostenidos a lo largo del tiempo cuando se utiliza de forma adecuada.

La TMS puede ser una opción para niños, a partir de los 4 años, y adolescentes que:

• No han respondido adecuadamente a tratamientos convencionales.
  Aquellos que, tras probar terapias estándar, no han experimentado mejoría significativa de los síntomas.
• Cuentan con contraindicaciones o intolerancia a ciertos fármacos.
  Niños y adolescentes que no pueden utilizar medicamentos tradicionales debido a efectos secundarios adversos o alergias.
• Requieren un enfoque complementario para potenciar otras intervenciones terapéuticas.
  Pacientes que se beneficiarían de una terapia adicional para mejorar los resultados de tratamientos en curso.
• Buscan opciones terapéuticas no invasivas.
  Familias y pacientes que prefieren tratamientos que no impliquen procedimientos quirúrgicos o farmacológicos.

Aunque la TMS es generalmente segura, existen contraindicaciones relativas y precauciones a considerar en niños y adolescentes:

• Dispositivos metálicos o electrónicos implantados en la cabeza.
  La TMS utiliza campos magnéticos, por lo que no es adecuada para pacientes con implantes metálicos en o cerca de la cabeza, como clips para aneurismas, implantes cocleares, stents metálicos o esquirlas.
• Historial de convulsiones o epilepsia.
  Aunque algunos estudios han utilizado TMS en pacientes con epilepsia, existe un riesgo potencial de inducir crisis convulsivas, por lo que se debe evaluar cuidadosamente cada caso.
• Trastornos psiquiátricos no estabilizados.
  Pacientes con trastornos como trastorno bipolar no controlado o psicosis pueden no ser candidatos ideales para TMS debido al riesgo de acentuación sintomática.
• Edad y desarrollo neurológico.
  La seguridad y eficacia de la TMS en niños muy pequeños no están bien establecidas, por lo que se recomienda precaución en pacientes menores de 4 años.

Es esencial realizar una evaluación exhaustiva antes de iniciar la TMS en pacientes pediátricos, considerando tanto los beneficios potenciales como la presencia de contraindicaciones.

En ROME Psiquiatría Integral contamos con profesionales capacitados y actualizados en Psiquiatría Infantil y Neuropsicología que colaboran en conjunto con la familia para lograr el máximo potencial de los niños y adolescentes que atendemos. Diseñamos protocolos personalizados, basados en evidencia científica, para garantizar seguridad y eficacia en cada tratamiento.

Proceso de tratamiento:

• Evaluación integral: Diagnóstico preciso con herramientas clínicas y neuropsicológicas.
• Diseño de los protocolos de intervención: Intervenciones psicológicas, neuropsicológicas, farmacológicas o de neuromodulación.
• Seguimiento y ajustes: Revisión continua de los progresos para optimizar resultados.