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Síndrome postvacacional

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Actualmente podríamos hablar de un síndrome postvacacional a aquellos síntomas que sentimos cuando regresamos a retomar nuestras actividades cotidianas después de las merecidas vacaciones que tenemos. A pesar de que esta entidad no está aceptada en las principales clasificaciones internacionales como una enfermedad hemos visto que cada vez se le está dando mayor importancia a su aparición. Una de las teorías que existe respecto a su "reciente" aparición habla de que es un proceso que es producto del actual estilo de vida, y que, ciertamente, antes no representaba mayor problema pues la vida de no era tan ajetreada como lo es ahora.

Podríamos hablar que el síndrome postvacacional es un proceso de adaptación (¿trastorno?) cuando se entra de nuevo en la vida activa, llámese escolar, laboral, en casa; y cuando los mecanismos que tenemos para afrontarlo no son suficientes se generan una serie de síntomas psicofisiológicos que nos llevan al fracaso en el bienestar físico, emocional y social.

En México no existen estadísticas oficiales ni exactas, sin embargo se estima que 6 d ecada 10 trabajadores sufren este síndrome. Blanca Patricia Morales, médico Psiquiatra adscrito al Hospital de Especialidades del Centro México Nacional Siglo XXI del IMSS indicó que "algunos niños pueden presentarlo del 5 al 8% de los casos y en los adultos se habla de un 50 a 57% aproximadamente"

Los síntomas que caracterizan a este síndrome pueden cursar de diversas formas lo habitual es padecer a la vuelta de vacaciones un cuadro de debilidad generalizada y astenia (se le llama astenia a la debilidad o fatiga general que dificulta o impide a una persona realizar tareas que en condiciones normales hace fácilmente). Puede haber problemas de insomnio que conviven con una somnolencia importante a lo largo del día. La capacidad de concentración se ve limitada así como la tolerancia al trabajo.

Además de lo anterior, puede experimentarse un cambio de carácter, con incremento de la irritabilidad, incluso hasta tendencia hacia la agresividad; sin embargo se establece habitualmente un cuadro más parecido a un episodio depresivo. Todas estas modificaciones, invariablemente ocasionan alteraciones y problemas en nuestras relaciones tanto con nuestros compañeros de trabajo como con nuestros familiares.

La concentración también se observa ampliamente afectada, el trabajo no "fluye" con facilidad, la capacidad para tomar decisiones se encuentra deteriorada. No es posible concluir con los pendientes de la agenda que se tiene planeados para el día, y nos resulta imposible reordenar la misma. Esta situación nos involucra en un verdadero círculo vicioso en el cual el trabajo se va retrasando y por ello incrementa la carga de trabajo y así sucesivamente. Esta situación nos incrementa significativamente el estrés que percibimos por este retraso y carga de trabajo. 

La concentración, así como la capacidad de tomar decisiones, está deteriorada. Puede ser imposible ordenar la agenda y poner en marcha todas las gestiones o encargos propuestos. Por ello, puede iniciarse un verdadero círculo vicioso en el cual el trabajo se va acumulando, con lo cual se une al nuevo trabajo por realizar, aumentado por el retraso de toda la labor acumulada a lo largo del periodo vacacional.

¿Cuáles son los mecanismos que producen este síndrome?

El desajuste de horario es la principal causa, a la cual debemos agregar el cambio en el ritmo de vida, las comidas, y especialmente, nuestro patrón de actividades sociales. Cuando regresamos al empleo cambian drásticamente las expectativas, las demandas y las exigencias sobre nosotros mismos.

Existen algunas situaciones o estados que predisponen a padecer este síndrome:

  • Vacaciones largas, agotadoras o durante las que no se descansa adecuadamente.
  • Adaptación insuficiente al ámbito laboral, presente incluso antes de las vacaciones. Falta de motivación laboral.

Aquí te presentamos algunos consejos para aminorar los síntomas de este síndrome:

  1. Programa tu regreso con tiempo. No cometas el error de regresar de tus vacaciones el día anterior a tu vuelta al trabajo. Tómate, al menos, un par de días para retomar tus rutinas y ordenar los enseres y recuerdos que has traído de tus vacaciones.
  2. Aborda tus actividades laborales progresivamente. Dedica un tiempo a analizar qué tareas tienes que hacer, prioriza las más importantes y urgentes y comienza por las más sencillas y placenteras.
  3. Respeta las horas de sueño. Aunque en tus vacaciones hayas podido trasnochar y dormir de más o de menos, es importante que regularices tus ritmos de sueño tras tu vuelta al trabajo.
  4. Modera el consumo de alcohol y cafeína. El alcohol es un depresor del sistema nervioso central que puede agravar los síntomas de apatía, depresión y astenia provocados por el síndrome postvacacional. El café y las bebidas con cafeína, por su parte, agudizan los síntomas de estrés.
  5. Haz deporte. Nos ayuda a liberar endorfinas, y por ellos nos hace sentir felices, optimistas y relajados, el deporte hace posible que nuestra mente se libere del estrés al concentrarse en la ejecución del ejercicio físico.
  6. Corta con los pensamientos recurrentes. Dar vueltas en la cabeza, una y otra vez, al mismo tema sólo incrementará tu ansiedad y tu sensación de falta de control.
  7. Organiza tu tiempo y diviértete. Del mismo modo que empleas un tiempo al día a trabajar, asegúrate de dedicar un tiempo también para ti mismo y las cosas que te gustan.
  8. Pon límites y aprende a decir "no". Cada cosa, a su tiempo. Frena la impaciencia y las peticiones o exigencias de cualquier tipo diciendo que no.
  9. Fíjate en lo positivo. A lo largo del día también nos pasan cosas buenas. Unas palabras amables, unas risas a la hora del café, una llamada telefónica de alguien que se preocupa por nosotros… Agradecer esos pequeños detalles nos conecta con nuestra parte más humana y nos ayuda a tomar conciencia de todo lo bueno que nos rodea.
  10. Ten paciencia. El síndrome postvacacional es pasajero. Una vez que te hayas encarrilado en tu rutina, los síntomas desaparecerán. Es cuestión de actitud y de tiempo.
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