El Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) es una condición que comúnmente se asocia con la infancia, pero ¿sabías que muchos adultos también lo padecen? A pesar de su prevalencia, existen numerosos mitos y malentendidos alrededor del TDAH en adultos. En este artículo, desmentiremos los principales mitos y explicaremos las realidades con base en evidencia clínica.

¿Qué es el TDAH en adultos?

El TDAH es un trastorno neurobiológico que afecta la capacidad de regular la atención, controlar los impulsos y organizar conductas. Aunque se diagnostica con mayor frecuencia en la niñez, en muchos casos los síntomas persisten en la vida adulta.

Se estima que entre un 2% y 5% de los adultos viven con TDAH, aunque muchas personas no saben que lo tienen. Los síntomas pueden variar, pero suelen incluir dificultades para organizarse, olvidar tareas importantes, cambios de humor, impulsividad y problemas para mantener la atención.

Mitos y realidades del TDAH en adultos

Mito 1: “El TDAH solo existe en niños”

Realidad:
El TDAH puede continuar en la edad adulta. Muchas personas no son diagnosticadas durante su infancia y llegan a recibir atención hasta la adultez, cuando los síntomas afectan áreas como el trabajo, relaciones personales o vida familiar.

Mito 2: “Si puedes concentrarte en cosas que te gustan, no tienes TDAH”

Realidad:
Las personas con TDAH sí pueden enfocarse intensamente en actividades que les resultan estimulantes o gratificantes, un fenómeno llamado hiperfocalización. El problema radica en mantener la atención en tareas monótonas, rutinarias o que requieren organización prolongada.

Mito 3: “El TDAH en adultos es solo estrés o ansiedad”

Realidad:
Aunque los síntomas pueden confundirse, el TDAH es una condición neurobiológica independiente. El estrés o ansiedad pueden coexistir o aumentar los síntomas, pero no son la causa.

Mito 4: “Solo es falta de fuerza de voluntad”

Realidad:
El TDAH no se trata de pereza o falta de interés. Es un trastorno real que afecta la manera en la que el cerebro regula la atención, los impulsos y las emociones. Requiere diagnóstico y un plan de tratamiento adecuado.

Mito 5: “Si llegaste a adulto sin tratamiento, ya no lo necesitas”

Realidad:
Aunque algunas personas aprenden a compensar ciertos síntomas, el TDAH no desaparece solo. Buscar tratamiento puede mejorar significativamente la calidad de vida, reduciendo el riesgo de problemas laborales, emocionales y de salud mental.

¿Cómo se diagnostica el TDAH en adultos?

El diagnóstico se realiza a través de entrevistas clínicas, cuestionarios estandarizados y, en algunos casos, pruebas neuropsicológicas. Es importante acudir con un especialista en salud mental que pueda valorar los síntomas y descartar otras condiciones que puedan generar síntomas similares.

Opciones de tratamiento

El tratamiento del TDAH en adultos puede incluir:

Cada plan se adapta a las necesidades de la persona, considerando su entorno, historial médico y preferencia.

Conclusión

El TDAH en adultos es una realidad que merece visibilidad y atención adecuada. Derribar mitos es el primer paso para promover diagnósticos oportunos y mejorar la calidad de vida de quienes lo viven. Si sientes que podrías estar experimentando síntomas de TDAH, no dudes en buscar ayuda profesional.

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El Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) es una de las condiciones neuropsiquiátricas más comunes en la infancia y la adolescencia. Se estima que afecta entre un 5 y un 7% de la población infantil a nivel mundial.1 A pesar de su prevalencia, el TDAH sigue siendo un diagnóstico malinterpretado y rodeado de mitos. Más allá de los problemas de atención, impulsividad e hiperactividad, esta condición impacta sobre el desarrollo emocional, social y académico de quienes la padecen.

¿Qué es el TDAH y cómo se manifiesta?

El TDAH es un trastorno del neurodesarrollo caracterizado por dificultades en la regulación de la atención, el control de los impulsos y la autorregulación de la conducta.2 No todos los niños con TDAH presentan los mismos síntomas, y su presentación varía en función de la edad y el contexto en el que se desenvuelven.

Existen tres subtipos principales de TDAH:3

  1. TDAH con predominio del déficit de la regulación atencional: Dificultad para concentrarse en tareas, tendencia a la distracción y olvidos frecuentes.
  2. TDAH con predominio del déficit de la regulación del comportamiento (hiperactivo-impulsivo): Inquietud motora, dificultad para permanecer sentado, hablar en exceso e interrupción frecuente de conversaciones.
  3. TDAH de presentación clínica combinada: Presenta síntomas tanto de inatención como de hiperactividad e impulsividad.

Impacto del TDAH en la vida cotidiana.

El TDAH no solo afecta el rendimiento académico, también conlleva un impacto significativo en la vida social y emocional del niño o del adolescente. Las dificultades en la regulación emocional pueden generar frustración, problemas con la construcción del autoconcepto y dificultades en sus relaciones interpersonales.4 Además, muchos niños con TDAH enfrentan mayores tasas de ansiedad y depresión en comparación con sus pares neurotípicos.5

En la adolescencia, el TDAH puede influir en la toma de decisiones y aumentar el riesgo deserción escolar y de conductas impulsivas, como el consumo de sustancias o la conducción temeraria.6 Esto obliga a que el diagnóstico y el tratamiento temprano sean cruciales para mejorar la calidad de vida de estos jóvenes.

El TDAH comparte síntomas con otros trastornos del neurodesarrollo, como la dislexia y el Trastorno del Espectro Autista (TEA), lo que puede llevar a diagnósticos erróneos o tardíos.7 La evaluación por parte de un profesional de la salud mental es clave para diferenciar el TDAH de otros padecimientos y diseñar un plan de intervención adecuado.

Opciones de tratamiento.

El tratamiento del TDAH debe ser integral y adaptarse a las necesidades individuales del niño o del adolescente. Las opciones incluyen:

  1. Intervención psicoeducativa: Brindar información a los padres, maestros y al propio niño o adolescente sobre el TDAH y sus estrategias para manejarlo.
  2. Terapia cognitivo-conductual: Ha demostrado ser efectiva en la mejora de la autorregulación emocional y conductual.8
  3. Tratamiento farmacológico: El metilfenidato y los estimulantes del sistema nervioso central son los medicamentos más utilizados y han mostrado eficacia real en el manejo de los síntomas.9
  4. Estimulación Magnética Transcraneal (TMS): La TMS ha mostrado potencial en la modulación de la actividad cerebral en pacientes con TDAH.10

El TDAH es una condición compleja que va más allá de las dificultades atencionales y la hiperactividad. Su impacto en la vida emocional y social de los niños y adolescentes requiere un abordaje integral que combine estrategias educativas, terapéuticas y, en algunos casos, farmacológicas. La identificación temprana y la intervención adecuada pueden marcar una gran diferencia en el desarrollo y bienestar de quienes lo padecen.

Referencias:

  1. Thomas R, Sanders S, Doust J, Beller E, Glasziou P. Prevalence of Attention-Deficit/Hyperactivity Disorder: A Systematic Review and Meta-Analysis. Pediatrics. 2015;135(4):e994-e1001.
  2. Faraone SV, Asherson P, Banaschewski T, et al. Attention-deficit/hyperactivity disorder. Nat Rev Dis Primers. 2015;1:15020.
  3. American Psychiatric Association. Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders (5th ed.). Arlington, VA: American Psychiatric Publishing; 2013.
  4. Shaw P, Stringaris A, Nigg J, Leibenluft E. Emotion dysregulation in attention deficit hyperactivity disorder. Am J Psychiatry. 2014;171(3):276-293.
  5. Meinzer MC, Pettit JW, Viswesvaran C. The co-occurrence of attention-deficit/hyperactivity disorder and unipolar depression in adolescents: A meta-analytic review. Clin Psychol Rev. 2014;34(8):598-611.
  6. Barkley RA, Fischer M, Smallish L, Fletcher K. Young adult follow-up of hyperactive children: antisocial activities and drug use. J Child Psychol Psychiatry. 2004;45(2):195-211.
  7. Mulligan A, Anney RJ, O’Regan M, et al. Autism symptoms in Attention-Deficit/Hyperactivity Disorder: A familial trait with distinct neurodevelopmental origins. J Am Acad Child Adolesc Psychiatry. 2009;48(3):292-300.
  8. Young S, Amarasinghe JM. Practitioner review: Non-pharmacological treatments for ADHD: A lifespan approach. J Child Psychol Psychiatry. 2010;51(2):116-133.
  9. Cortese S, Adamo N, Del Giovane C, et al. Comparative efficacy and tolerability of medications for ADHD in children, adolescents, and adults: A systematic review and network meta-analysis. Lancet Psychiatry. 2018;5(9):727-738.
  10. Gómez L, Vidal B, Morales L, et al. Transcranial Magnetic Stimulation as a Treatment for ADHD: A Systematic Review. Front Neurosci. 2020;14:667.

El Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) es un padecimiento neurobiológico, caracterizado por afectar la capacidad de prestar atención a las cosas, controlar los impulsos y regular el nivel de actividad. Por lo regular, el diagnóstico se realiza durante la infancia, sin embargo, los síntomas pueden persistir hasta la edad adulta. Las características principales de este trastorno son:

  1. Déficit de Atención: dificultad para mantener la atención cuando se encuentran realizando tareas, con múltiples episodios de distracción (parecen no escuchar cuando se les habla), olvidos de actividades cotidianas.
  2. Hiperactividad: no pueden mantenerse quietos en situaciones que lo requieren, se mueven constantemente, caminan, hablan demasiado.  
  3. Impulsividad: actúan sin pensar en las consecuencias. Se ve reflejado al interrumpir a otros cuando hablan, no logran esperar su turno, toma de decisiones apresuradas.

Cuando el TDAH persiste en la adultez, se asocia con deterioro en múltiples ámbitos, incluidos el hogar, la sociedad, la escuela y el trabajo; dando por resultado un deterioro funcional a lo largo del día. Es importante destacar que la presentación de los síntomas cambia a lo largo de la vida en personas con TDAH. y puede asociarse con diferentes perfiles de deterioro funcional.

Los síntomas de hiperactividad, impulsividad y falta de atención durante la infancia a menudo resultan en un comportamiento disruptivo en el hogar y en un deterioro académico en la escuela. Además de las dificultades académicas y conductuales, los adolescentes con TDAH a menudo experimentan problemas de autoestima, malas relaciones con sus pares, conflictos con los padres, delincuencia y un mayor riesgo de fumar y abuso de sustancias.

En la edad adulta, los síntomas evolucionan aún más, de modo que la hiperactividad disminuye o se transforma en una actividad más decidida o inquietud interior, mientras que persisten la falta de atención, la desorganización y la impulsividad, lo que puede conducir a dificultades funcionales en el ámbito doméstico, social y laboral.

Los estudios han demostrado que el TDAH afecta las relaciones interpersonales que involucran a compañeros de trabajo, cónyuges, hijos u otros miembros de la familia. Se sabe que el TDAH predispone a un individuo a conductas de riesgo, como cometer delitos violentos que resultan en encarcelamiento y actividad sexual que conduce a la contracción de enfermedades de transmisión sexual.

Los adultos con TDAH no diagnosticado tienen significativamente menos probabilidades de tener un título universitario, más probabilidades de estar desempleados, más probabilidades de tener problemas de tráfico y más probabilidades de dar positivo en pruebas de alcoholemia que los adultos sin este padecimiento.

También se ha informado que aquellas personas que únicamente tienen diagnóstico de TDAH existen trastornos del sueño, los que incluyen disminuciones del tiempo de sueño, de la calidad, alteraciones en el sueño de movimientos oculares rápidos y aumento de los despertares nocturnos medidos objetivamente mediante polisomnografía.

Con todo lo explicado previamente es de suma importancia saber que los síntomas que se presentan en el TDAH, van a ir cambiando conforme las edades del paciente, pero siempre tendremos problemas en el desempeño global del mismo. También, es importante recalcar que en el tema desempeño siempre existirá conflicto, así como en la situación de relaciones interpersonales. Es por ello, la importancia de recibir un diagnóstico certero y, en caso de requerirlo, tratamiento adecuado.

En ROME Psiquiatría Integral, tenemos a personal altamente capacitado para llevar a cabo una evaluación minuciosa para detectar un TDAH, durante esta evaluación, no solo reconoceremos los síntomas hiperactivos, impulsivos y de falta de atención, sino también las conductas de sueño afectadas, el estrés percibido y los estilos de afrontamiento desadaptativos, dando de esta manera un diagnóstico integral y las opciones terapéuticas que te ayudarán a mejorar.

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